Un
ambiente de aprendizaje consiste en “la organización de espacios y materiales,
en los que el alumnado es el protagonista y constructor de su propio
aprendizaje, resolviendo las situaciones conflictivas surgidas de la interacción
con sus iguales en el medio mediante la asunción de normas establecidas por el
propio grupo”. El papel principal será del alumno, y el docente se limitará a facilitar
el aprendizaje mediante la organización de los espacios y la resolución de
problemas.
Podemos
encontrar tres tipos de ambientes según Domínguez y al. (2003): Ambientes
definidos, en los que el establecimiento de los espacios y la organización de
los materiales es fija, no habiendo modificaciones de éstos a lo largo de la
sesión; ambientes semidefinidos, en los que se pueden introducir por el alumnado
variaciones en la distribución de los materiales y ubicación de los mismos por
iniciativa propia; y, ambientes no definidos, en los que se parte de la presentación
del material, sin establecer una organización inicial de espacios ni
distribución de los mismos.
Según
Goodyear (1997), se debería incluir los ambientes de aprendizaje dentro del área
de EF, siendo el profesorado quien diseña y promueve tareas de aprendizaje y ambientes
sugerentes, distinguiendo entre tareas de aprendizaje y actividades, el
individuo lleva a cabo su trabajo de aprendizaje dentro de un ambiente.
Desde
esta perspectiva “el alumno debe ser el verdadero protagonista en su proceso de
enseñanza-aprendizaje, a través de un aprendizaje significativo que se apoye en
la creatividad y la autonomía, y donde surja la necesidad de establecer ciertas
normas derivadas del uso conjunto de espacio y materiales”. Goodyear (1997).
Los
objetivos son conocer los elementos a tener en cuenta en el diseño de ambientes
de aprendizaje e introducir esta metodología en nuestras programaciones.
Para
la elección de los contenidos hay que tener en cuenta la manera en que se
quieren trabajar los ambientes de aprendizaje. Los ambientes se pueden
caracterizar por ir dirigidos hacia la consecución de un bloque temático preestablecido;
o por del uso libre de los diferentes materiales. Esto depende del contexto en
el que se vaya a aplicar el ambiente de aprendizaje (materiales, espacios...).
Los
ambientes de aprendizaje pueden ir dirigidos a reforzar los contenidos
trabajados en sesiones anteriores; o como
programas transversales que se desarrollaría simultáneamente con el resto de
unidades didácticas.
El
diseño del ambiente de aprendizaje debe ser seguro para el alumnado.
Hay
que tener en cuenta la “economía de esfuerzo”, ya que el esfuerzo de montar y
desmontar un ambiente determinado nunca ha de ser mayor que los beneficios
obtenidos.
Los
materiales utilizados deben ser atractivos para los niños, con la intención de
captar la atención de éste. Además los materiales deben estar ordenados en el
espacio para conseguir los objetivos marcados.
El
tiempo de participación del alumnado dentro de cada uno de los espacios del
ambiente es libre.
Serán
necesarias unas normas de convivencia, para el desarrollo óptimo de los diferentes
espacios dentro del ambiente.
Es
muy importante el uso del juego para que el niño aprenda de una manera lúdica y
divertida donde este sea el protagonista.
El
docente es el creador del ambiente de aprendizaje, orientado desde el plano
actitudinal, siendo esa la función principal del docente: la de mediador en la
resolución de conflictos. Se mantendrá al margen observando
la situación y el comportamiento del alumnado.
La
relación alumnado-docente debe ser individualizada, donde haya feedback, teniendo
en cuenta el trabajo actitudinal.
Para
la evaluación, se tendrá en cuenta, en primer lugar, la observación directa del
docente, especialmente de los contenidos actitudinales. Además, para
obtener más información de los
conocimientos adquiridos por los alumnos se realizará una puesta en común al
final de la sesión.
Como conclusión destacar que los ambientes de aprendizaje fomentan la creatividad y el trabajo autónomo del
alumnado.